Se ha presentado el proyecto “Corredores ibéricos pro quebrantahuesos”, coordinado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos. Está cofinanciado por la Junta de Castilla y León, además de los Gobiernos de Aragón, Asturias y Cantabria, el Gobierno de España y Endesa. Con un presupuesto total estimado de 2,6 millones de euros, recibe fondos comunitarios por importe de 1,5 millones a través del instrumento financiero LIFE. El proyecto ha comenzado en enero de 2022 y se extenderá hasta 2027.
El proyecto quiere reducir el riesgo de extinción en la principal población de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) de la Unión Europea mediante la recuperación de su antigua área de distribución en la Península Ibérica.
La prioridad del proyecto es establecer un escenario metapoblacional (en referencia a grupos de poblaciones de esta especie separadas en el espacio que interactúan a cierto nivel) que favorezca el intercambio genético a través de corredores ecológicos para reducir el riesgo de extinción a largo plazo de la principal población de quebrantahuesos de la Unión Europea. Para ello, se recuperará su antigua área de distribución en la Península Ibérica, que en el caso de Castilla y León se encuentra en Gredos (Sistema Central), Picos de Europa (Cordillera Cantábrica) y Moncayo (Sistema Ibérico), además de ampliar el área de distribución hacia el Maestrazgo aragonés y la región Norte de Portugal.
El objetivo final del proyecto es reintroducir la especie y conseguir unos grupos de población de quebrantahuesos (cerca de 200 parejas territoriales) en diferentes espacios de la Península Ibérica.
La Junta de Castilla y León participa en este proyecto con recursos económicos y humanos. Pone a disposición de esta iniciativa personal técnico, agentes medioambientales y celadores de medio ambiente de la Comunidad Autónoma. Colabora en tareas de difusión a través de las Casas del Parque y Centros Temáticos gestionados por la Administración regional a través de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León.
Una especie intensamente perseguida
En el pasado, podía encontrarse quebrantahuesos en todas las cadenas montañosas del sur de Europa, desde el oeste de España hasta los Balcanes. Durante los siglos XIX y XX, el quebrantahuesos fue intensamente perseguido al ser considerado como alimaña. Esta persecución humana, combinada con una disminución de la población de herbívoros silvestres de montaña, hizo que se extinguiera en casi toda su área de distribución europea. El último ejemplar de los Alpes fue abatido en 1913. En la actualidad, la especie ha quedado relegada a pequeños núcleos en Córcega, Creta y, sobre todo, en ambas vertientes de los Pirineos.
El quebrantahuesos está catalogado hoy como una especie en peligro de extinción, por la importante regresión sufrida en toda su área de distribución histórica. Pese a las figuras de protección, todavía hoy sufre importantes amenazas derivadas de la mortalidad no natural por el uso ilegal de cebos envenenados, electrocuciones, colisiones con aerogeneradores de parques eólicos y por las molestias derivadas de actividades humanas en los entornos de sus áreas de reproducción.
Dada la esperanzadora dinámica de la especie (se ha pasado de una población de 30 unidades reproductoras en los Pirineos españoles a las 130 actuales), es necesario actualizar la estrategia vigente (data del año 2000), para que su ámbito territorial de aplicación abarque la totalidad de la Península Ibérica. Para ello, se trabaja con Portugal para aprobar una estrategia conjunta para el quebrantahuesos, siguiendo los pasos de la estrategia ibérica de conservación del águila imperial, aprobada por ambos países en 2018.
IMAGEN: Quebrantahuesos (FOTO: Joaquín Guerrero, Gobierno de Aragón).