El Parlamento portugués ha votado a favor de un nuevo estado de emergencia. Este nuevo período de excepción tendrá una duración de 15 días, pero podría mantenerse activo hasta el final de la pandemia.
El objetivo es dotar al Ejecutivo portugués de más medios para combatir la pandemia. Por ejemplo, la posibilidad de que los militares lleven a cabo la desinfección de los espacios públicos o realicen rastreos, o la posibilidad de que las instituciones sanitarias privadas colaboren activamente para dar una mejor respuesta a los pacientes con y sin covid.
Este nuevo estado de emergencia es menos restrictivo que el vivido en primavera, y permitirá conciliar la salud con la economía. Desde el inicio de la crisis sanitaria, que también se ha convertido en económica, Portugal ha visto como su PIB ha caído un 14,1%. Las principales restricciones contemplan el deber cívico de confinamiento obligatorio (que abarca al 70% del territorio); el regreso del teletrabajo siempre que sea posible, y la imposibilidad de que se reúnan grupos de más de cinco personas no convivientes.
Además de estas medidas, este nuevo estado de emergencia contempla la posibilidad de medir la temperatura en transportes públicos o espacios comerciales, realización de test rápidos, y un “toque de queda” entre las 23.00 a 5:00 horas (de lunes a viernes) y de 13:00 a las 5:00 horas del día siguiente los fines de semana.
