Las Redes de Juderías de España y Portugal han firmado, en la ciudad de Plasencia, un acuerdo para atar más lazos culturales y emocionales de los existentes entre los dos países gracias a su herencia histórica en Sefarad.
Este convenio de colaboración, con una duración inicial de cuatro años, contempla el compromiso de ambas instituciones de celebrar una reunión institucional al menos una vez al año. Dichas reuniones servirán para desarrollar un programa de actividades comunes con las que promover un mayor conocimiento del patrimonio judío de las ciudades integrantes de ambas redes, tanto en ámbitos institucionales europeos e internacionales como, particularmente, en contextos donde existan comunidades judías interesadas en conectar con sus orígenes sefardíes.
O objetivo deste acordo histórico para proteger o património sefardita no território ibérico, é difundir o conhecimento deste património cultural que ajudou a criar não só as idênticas nacionais mas também peninsular.
Otro de los objetivos del acuerdo es desarrollar de forma conjunta el potencial de los territorios transfronterizos. Para ello, se contempla la presentación de candidaturas conjuntas a proyectos culturales, turísticos, y de desarrollo y promoción económica de las juderías ibéricas.
Red de Juderías de España
La Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad es una asociación constituida por municipios que cuentan, en sus conjuntos medievales, con un patrimonio arquitectónico, histórico y cultural, herencia de las comunidades judías que los habitaron.
Los miembros de la Red actúan de forma conjunta en defensa del patrimonio histórico y legado judío promoviendo proyectos culturales, turísticos y académicos y realizando una política de intercambio de experiencias nacionales e internaciones para contribuir al conocimiento y respeto mutuo de pueblos, culturas y tradiciones.
Desde hace más de 25 años, Ávila, Barcelona, Béjar, Cáceres, Calahorra, Córdoba, Estella-Lizarra, Hervás, Jaén, León, Lorca, Lucena, Monforte de Lemos, Plasencia, Ribadavia, Sagunto, Segovia, Tarazona, Toledo, Tudela y Tui vienen recuperando sus juderías, invirtiendo tiempo y recursos en la rehabilitación de casas, calles, palacios y cuantos edificios se puedan salvar del olvido y recuperar el conocimiento de las vidas de las familias judías de toda procedencia y condición.
Red de Juderías de Portugal
La Rede de Judiarias de Portugal – Rotas de Sefarad es una asociación para la defensa del patrimonio urbano, arquitectónico, ambiental, histórico y cultural, relacionado con el patrimonio judío en Portugal. La comunidad judía sefardí se estableció entre los siglos V y XV en el territorio que actualmente corresponde a Portugal, y contribuyó de muy diversas formas a la cultura lusa.
La Red pretende combinar la valorización histórica y patrimonial con la promoción turística, así como otras acciones que contribuyan también a descubrir un fuerte componente de identidad portuguesa y peninsular.
Las marcas e inscripciones simbólicas de aquellos tiempos todavía se pueden ver esculpidas en las casas de las antiguas juderías, cuyos restos permanecen en algunas localidades como Trancoso, Belmonte, Guarda o Castelo de Vide. Actualmente existen varios museos sobre la presencia judía en Portugal, como los de Castelo de Vide, Belmonte, Faro o Tomar, este último situado en una antigua sinagoga del siglo XV.
Las huellas de la herencia judía en el Espacio Fronteira
Los judíos sefardíes fueron una rama del judaísmo que vivió en la península ibérica desde el siglo I a. C. hasta finales del siglo XV.
España fue hogar de algunas de las comunidades judías más prolíficas de Europa que, durante siglos, generaron grandes poetas, filósofos e historiadores. Los judíos sefardíes o sefarditas son los descendientes de estas comunidades y forman una de las dos divisiones étnicas judías de Europa.
El término bíblico sefardí proviene etimológicamente de Sefarad, con el que las fuentes hebreas se refieren a la Península.
Alrededor de 1492, vivían en España unos 200.000 judíos, para los que los Reyes Católicos decretaron un Edicto de Expulsión (el Edicto de Granada), que provocó la conversión al catolicismo de algunos, o la salida de los reinos de Castilla y Aragón, del resto. En 1496, Manuel I de Portugal promulgaría un decreto similar culminando la cristianización de toda la Península.
Pese al paso del tiempo, los judíos sefardíes siguen teniendo fuertes conexiones con España y Portugal. Sefarad ha estado siempre presente en su gastronomía, en su literatura, en su música o en su lengua. Y, en sentido contrario, la herencia sefardí llega hasta nuestros días en la península ibérica, donde se siguen descubriendo restos arqueológicos de la época dorada de Sefarad, trazados urbanos, y sinagogas destruidas o reutilizadas como iglesias o viviendas particulares.
Norte de Portugal
El patrimonio judío sefardí existente en Portugal dejó marcas profundas y decisivas para el desarrollo del país a lo largo de los tiempos, incluyendo la fundación de Portugal como nación.
En el Norte de Portugal, la comunidad judía de Braganza era ya muy significativa en la Edad Media. Los judíos se mencionan en el Fuero de 1187, documento que organizaba administrativamente y judicialmente la ciudad. La judería organizada ya existiría al inicio del siglo XV, y allí se establecieron judíos salidos de la cercana provincia de Zamora en 1492. Hoy, son testigos de esta presencia el Memorial Sefardita, una instalación que complementa e interactúa con el Centro de Interpretación de la Cultura Sefardí del Nordeste Transmontano. Además, en Braganza se organiza cada dos años el evento cultural “Terra(s) de Sefarad: Encontros de Culturas Judaico Sefardita”.
En Oporto, la población judía se habría incrementado significativamente con el Fuero de 1123, que daba significativos incentivos al comercio y a quien se estableciera en la ciudad, para atraer población al burgo. A medida que la ciudad fue creciendo económica y culturalmente, la comunidad también fue aumentando. Habrían existido tres juderías, de las que hoy se conservan vestigios de aquella que fue la Judiaria Nova do Olival, dentro de los muros de la ciudad. La huella judía se puede ver en el Museu Judaico do Porto.
Carção es una pequeña población del concejo de Vimioso, que ha pasado a las crónicas como la “capital del marranismo”. Carção fue una de las comunidades casi exclusivamente constituidas por cristianos nuevos (descendientes de los judíos convertidos a la fuerza en 1497, o “marranos”, término peyorativo, de origen español, que significa judíos forzados a convertirse al cristianismo pero que profesaban la religión judía en secreto. En el siglo XVII, Carção fue fuertemente devastada por la Inquisición, que hizo presas a 130 personas, del total de 400 habitantes con los que contaba la población. Hoy, la localidad cuenta con un Museu Judaico, un pequeño espacio sobre la memoria y la vida “marrana”.
Centro de Portugal
En la región Centro de Portugal, se observan vestigios de la presencia judía en Guarda, Trancoso, Tomar, Castelo Branco, Vila Cova à Coelheira, Alenquer o Torres Vedras, entre otras localidades en la que la herencia judía forma parte de su identidad.
La comunidad judía de Guarda fue durante mucho tiempo una de las más importantes del país, y también una de los más ancestrales, pues existen evidencias de su presencia desde el siglo XIII. La judería de Guarda fue ampliada en sucesivas ocasiones para acoger a una comunidad creciente, pues alcanzó cerca de 800 personas. La ciudad medieval conserva aún hoy las huellas de la presencia judía. Guarda se integra en la Ruta de las Juderías de las Beiras que también incluye Belmonte, Covilhã, Gouveia, Linhares da Beira, Celorico da Beira, Trancoso, Pinhel y Penamacor.
Trancoso es una de estas villas que combinan historia, cultura religiosa y patrimonio rico en memorias evocativas de la presencia judía en Portugal. En el siglo XIV, se organiza la judería; en el siglo XV, el número de miembros de la comunidad sería ya superior a los de la ciudad de Guarda, lo que llevó a que se pidiera autorización al rey para ampliar la sinagoga. El Centro de Interpretación de la Cultura Judía Isaac Cardoso es un edificio moderno, que integra una sinagoga y una exposición sobre la herencia sefardí de la localidad.
La referencia más remota a la comunidad judía de Tomar data de 1315. Dispuso de estructura propia desde finales del siglo XIV, cuando el infante D. Henrique impulsó la organización de la judería y la construcción de la sinagoga. A finales del siglo XV, la población judía de Tomar constituiría cerca de la mitad de la población de la ciudad. Tomar es hoy una ciudad relevante en redescubrimiento del patrimonio sefardí, debido a la Sinagoga de Tomar – Museo Luso-Hebraico Abraão Zacuto.
Con la llegada de los judíos expulsados de Castilla en 1492, la población judía podría haber aumentado en un 60 por ciento en Castelo Branco. En el casco antiguo, donde estaba la judería, aún se pueden encontrar varios vestigios simbólicos judíos. Castelo Branco fue el lugar de nacimiento de figuras sin par en la historia de Portugal. Aquí nació el explorador Afonso de Paiva, y algunas de las figuras principales de la historia de la medicina internacional, como Amato Lusitano y Elias Montalto. La Casa de la Memoria de la Presencia Judía permite al visitante una mejor comprensión de este pasado de la ciudad.
Belmonte, donde la comunidad judía se estableció en la Edad Media, es un caso único en el territorio peninsular de permanencia de la cultura y tradición hebreas desde principios del siglo XVI hasta nuestros días. Con el edicto de expulsión del rey D. Manuel, se mantuvo en Belmonte un grupo de criptojudíos que subsiste hasta la actualidad. En 2005 se inauguró el Museu Judaico que es no solo un lugar para visitar, también un espacio abierto a la reflexión.
Castilla y León
Los judíos ocuparon un notable papel en la sociedad medieval de los reinos de Castilla y León. Una gran lápida sepulcral de granito con caracteres en hebreo es considerada la primera prueba física de la existencia de una comunidad judía en Béjar (Salamanca). También hay referencias a los judíos en el Fuero de Béjar, dado por el rey Alfonso VIII a finales del siglo XII. Lápida y fuero nos recuerdan, por tanto, que hubo sefardíes de forma permanente en Béjar durante al menos tres siglos. La de Béjar no era una simple comunidad, era una aljama, es decir, que contaba con todas las instituciones propias de una comunidad judía como su sinagoga o su tribunal y su juez, funcionando incluso con un cierto nivel de autonomía sobre muchas decisiones de la vida social, económica y religiosa de sus miembros. La joya de la judería de Béjar es el Museo Judío David Melul, instalado en una casa solariega del siglo XV.
En la ciudad de Ávila, los judíos fueron los principales protagonistas del auge de la urbe desde el siglo XII hasta que se decretó su expulsión en 1492. Allí surgió la escuela talmúdica de Ávila, una de las más importantes de Europa en los siguientes 200 años. Pese a la riqueza de la que fue una de las aljamas más importantes de Castilla y a la abundancia de documentación sobre ella, muy poco se ha conservado de la huella judía en Ávila; por ejemplo, la puerta de la Malaventura, en la zona en la que los judíos fueron confinados en los últimos años en la ciudad, y una necrópolis, el denominado “jardín de Sefarad”.
En la ciudad de Segovia, la comunidad judía se asentó a inicios del siglo XIII y mantuvo su aljama hasta su expulsión en 1492. En el entramado de pequeñas calles que constituyen el barrio judío, perviven numerosas huellas de su presencia: varias sinagogas; el antiguo matadero para el sacrificio de animales (actualmente, Museo Provincial); la puerta de San Andrés (hoy, sala de exposiciones e interpretación del barrio judío); y la Casa de Abraham Seneor, cuya vivienda es hoy el Centro Didáctico de la Judería. Al suroeste de la ciudad hallamos numerosas tumbas que pertenecen a la necrópolis judía medieval.
Al contrario que en la mayor parte de las ciudades de la España medieval, la judería de León no se encontraba en el propio núcleo urbano, sino en un emplazamiento a las afueras conocido como Castrum Iudeorum (la judería de Puente Castro) lugar en el que se estableció una comunidad sefardí ya a principios del siglo X. Reubicados posteriormente en otras zonas de la ciudad, hoy perviven restos de aquel pasado en el Centro de Interpretación del León Judío y del Camino de Santiago, que dedica parte de su exposición al pasado sefardí de la ciudad. Además, las calles de la antigua judería han recuperado su nombre original; las nuevas placas incluyen referencias históricas.
IMAGEN: Museu Luso-Hebraico de Abraham Zacuto – Sinagoga de Tomar. La Sinagoga de Tomar es el único edificio religioso judío que ha permanecido intacto, casi sin cambios y totalmente conservado, desde su construcción a mediados del siglo XV, hasta hoy. Se trata de un edificio renacentista, erigido en una época en la que la comunidad judía de Tomar estaba muy unida al infante D. Henrique (1394-1460), que encargó la obra cuando la ciudad crecía en población y riqueza. (FOTO: Turismo do Centro)